Había
pasado un año maravilloso, mi transcurso por decimo grado había sido
satisfactorio hasta el momento no tenia ninguna materia perdida, a pesar de que
la dificultad del año estaba sumamente alta. Faltaban dos semana para salir a
vacaciones y pasar por fin al anhelado once grado, para poder ser los seniors
de colegio internacional los cañaverales.
Como les comente anteriormente la intensidad del colegio y en especial a
nuestro salón estaba demasiado alta, ya que por la acreditación de bachillerato
internacional que adquirió el colegio, nuestro salón era el piloto de ese
programa. Por todos esos procesos, nosotros(los estudiantes), decidimos empezar
a utilizar técnicas para que nuestro desempeño y carga académica disminuyera considerablemente.
Primeramente
empezamos a estudiar y reunirnos la gran mayoría de los días, el problema de
esto es que salíamos aproximadamente a las 12 de la noche y yo llegaba a mi
casa a la una de la mañana, para despertarme a las cinco e ir al colegio,
repitiendo así esta rutina. Cansados de esto en una de las reuniones nos
preguntamos, “que manera podemos inventarnos para terminar el año bien y con
menos carga académica”. De esa inocente pregunta nació la “gran idea” de
ayudarnos entre todos. El primer intento
fue con señas y mostrando el examen, este método era ineficiente, ya que era
demasiado arriesgado y los que uno podía agarrar del examen del otro era muy
poco, entonces creamos un grupo, el nombre era grado decimo y estábamos todos
los alumnos del salón discutiendo que si nos ayudamos todos los exámenes iban a
ser sumamente fáciles y por ende sacando puntajes altos en los finales,
nuestras notas finales iban a ser altísimas y todos pasaríamos a once con
supuestos honores. Tras varias horas hablando se decidió que se mandaría fotos
del examen cada persona que estuviera seguro de su respuesta.
Era
el primer día de nuestra idea de examen a la fotografía, la mitad del grupo
iban a ser los primeros en probarla, ya que ellos tenían química con los temas
dados por el ministerio de educación nacional, yo hacía parte del IB. Ellos empezaron
su examen mientras nosotros estábamos en biología, es importante aclarar que en
bilogía no era necesario hacerlo ya que la materia no se nos complicaba mucho y
los otros métodos si nos funcionaban; siguiendo con la historia, mi mitad del salón
estaba a la expectativa de que iba a pasar con el plan maestro que habíamos creado,
se acabaron las dos horas y salieron del examen los de química, todos nos
reunimos, nos miramos a los ojos y así como una película de suspenso quedamos
como en un silencia hasta que uno dijo “FUNCIONO”, la cara de todos cambio y se
sintió un descanso decidimos por esa razón seguir haciéndolo, pero como el
examen fue un viernes tocaba esperar a la otra semana para poder hacer los que
faltaban que eran: matemáticas, física, química para mi mitad y biología men.
Obviamente
nosotros nos seguimos preparando para los finales, y el fin de semana mi grupo
de estudio nos reunimos sábado y domingo para estudiar, llego el esperado lunes
el suspenso y las risas por lo que íbamos a hacer estaban presentes yo pensaba “la
voy a sacar del estadio en este examen de física, soy una maquina” un
pensamiento vano y que no veía más allá de las notas. Empezó el examen de física
y todas las personas eran concentradas haciéndolo, pero uno miraba más abajo el
torso y se podía ver la pequeña silueta del celular. Termino el examen y todo salió
como esperábamos era la copia perfecta, ya nos veíamos haciéndola en once, pensábamos
que éramos los actores de la estafa perfecta.
El
examen de química y biología tuvo la misma rutina y todos felices porque los
resultados se nos estaban dando. Llego el día viernes último examen del año y
ultimo día de clase, pasábamos a once y nos volvíamos seniors. Ese día lo sentía
raro no me sentía confiado de nada y pensaba que nos iban a pillar, pero yo decía
“debe ser cosa mía” “eso es porque es el último día”. Las cosas en el día no
marchaban normal, todos los ojos estaban encima de nosotros. Esa mañana paso
algo que no pasaba hace muchos años, el director de bachillerato entro al salón
para felicitarnos ya que nuestro trabajo, esfuerzo y notas eran ejemplares,
nuestro ego se subió por los cielos y pensamos el último examen la sacamos del
estadio y no pensaran nada malo de nosotros. Pues si era hora del examen y
empezamos la marcha final al salón, pero algo empezó resultando mal el salón nos
lo habían cambiado y los puesto no dejaban copiar ya que eran totalmente
destapados; le rogamos al profesor y como todos unos abogados y políticos argumentamos
y lo envolvimos en por qué deberíamos pasarnos de salón, el profesor acertó y
estuvo de acuerdo. Empezamos de nuevo la marcha y le dije a un amigo: “parce póngale
clave al celular no sea tonto”, a lo que el me responde “para que, eso a mí no
me pillan”, y empezó el examen todos éramos copiando del celular y haciendo
todo perfecto, cuando escucho que es eso que tiene ahí, miro y era mi amigo, pensé
“mierda lo pillaron” y el profesor de inmediato le quita el celular y mi amigo
se pone más blanco de lo que era, su argumento al profesor fue “no tiene señal.
Todos lo empezamos a decir “idiota pedirle el celular, él no te lo puede quitar,
quintero (mi amigo) se levanta con una valentía y le dice con voz fuerte “Jaime
vos no me podes revisar el celular” a lo que el profesor le responde “siéntese y
haga su examen” y viene la frase (que ha sido el temor de quintero y con la que
se le identifica) “pues creo”. Por culpa de este hecho todo el salón fue
suspendido, pero como todos unos amigos y afrontando el problema como
caballeros de la era medieval, nunca dejamos morir a quintero, y todos los halagos
y las expectativas del salón perfecto, cambiaron de punto de vista.
segunda correccion
segunda correccion
Había pasado
un año maravilloso durante mi transcurso por décimo grado había sido satisfactorio, hasta el momento no tenía ninguna materia perdida, a pesar de
que la dificultad académica del
año era bastante alta. Faltaban
dos semana para salir a vacaciones y pasar por fin al anhelado once grado para
poder ser los seniors del colegio Internacional Los Cañaverales. Como les comenté anteriormente, la intensidad del colegio, y en
especial a nuestro salón, estaba demasiado alta, ya que, por la acreditación de
bachillerato internacional que adquirió el colegio, nuestro salón era el piloto
de ese programa. Por todos esos procesos, nosotros(los estudiantes), decidimos
empezar a utilizar técnicas para que nuestro desempeño y carga académica
disminuyera considerablemente.
Empezamos a
estudiar y reunirnos casi todos los días de la semana, el problema de estudiar así es que salíamos aproximadamente a las
12 de la noche y yo llegaba a mi casa a la una de la mañana, para despertarme a
las cinco e ir al colegio, repitiendo esta rutina todos los días. Cansados de esto, en una de las reuniones, nos
preguntamos, “¿de qué manera podemos inventarnos un método para terminar el año bien y con menos
carga académica?”. De esa inocente pregunta nació la “gran idea” de ayudarnos
entre todos. El primer intento fue con señas y mostrando el examen, este
método fue ineficiente, ya que era demasiado
arriesgado y lo que uno podía agarrar del examen del otro era muy poco,
entonces creamos un grupo, con el
nombre grado decimo y estábamos
todos los alumnos del salón discutiendo que si nos ayudamos en todos los
exámenes estos iban a ser sumamente fáciles y, por
ende, sacando puntajes altos en los exámenes finales, nuestras notas finales iban a
ser altísimas y todos pasaríamos a once con supuestos honores. Tras varias
horas hablando se decidió que se mandaría fotos del examen al grupo de whatsapp con la condición de
que las personas tuvieran la seguridad en la respuesta.
Era el primer
día de nuestra idea de examen a la fotografía, la mitad del grupo iba a ser la primera en probarla, ya que ellos tenían
química con los temas dados por el Ministerio de Educación Nacional, yo hacía
parte del bachillerato
internacional. Ellos empezaron su
examen mientras nosotros estábamos en biología, (es importante aclarar que en bilogía
no era necesario hacerlo ya que la materia no se nos complicaba mucho y los
otros métodos sí nos funcionaban) siguiendo
con la historia, la mitad del
salón a la que pertenecía estaba
a la expectativa de que iba a pasar con el plan maestro que habíamos creado. cuando se acabaron las dos horas y salieron
del examen los de química, todos nos reunimos, nos miramos a los ojos y, así
como en una película de suspenso, quedamos
en ese silencio incomodo, donde no se sabe que decir hasta que un compañero
dijo lo que todos esperábamos “FUNCIONÓ”,
la cara de todos cambio y se
sintió un descanso por el hecho de que teníamos el método perfecto para subir
las calificaciones, decidimos por esa razón seguir haciendo el chancuco, pero,
como el examen fue un viernes, tocaba esperar a la otra semana para poder hacer
los de matemáticas, física, química para
la mitad del bachillerato internacional y biología con el sistema del Ministerio
de Educación Nacional.
Obviamente, nosotros nos seguimos preparando para
los finales, y el fin de semana mi grupo de estudio se reunimos sábado y
domingo para estudiar, llegó el esperado lunes. El suspenso y las risas por lo que
íbamos a hacer estaban presentes. Yo
pensaba: “la voy a sacar del
estadio en este examen de física, soy una “maquina” un pensamiento vano y que
no veía más allá de las notas. Empezó el examen de física y todas las personas estaban concentradas haciéndolo, pero uno
miraba más abajo del torso y se podía ver la pequeña silueta del celular.
Terminó el examen y todo salió como esperábamos. era la copia perfecta, ya nos veíamos
haciéndola en once, pensábamos que éramos los actores de la estafa perfecta.
El examen de
química y biología tuvo la misma rutina, y
todos felices porque los resultados se nos estaban dando. Llegó el día viernes, último examen del año y último día de
clase, pasábamos a once y nos volvíamos seniors. Ese día lo sentía raro, no me sentía confiado de nada y pensaba
que nos iban a pillar, yo decía:
“debe ser cosa mía”, “eso es porque es el último día”. Las cosas en el día no
marchaban normal, todos los ojos estaban encima de nosotros. Esa mañana paso
algo que no pasaba hace muchos años, el director de bachillerato entró al salón
para felicitarnos, ya que nuestro trabajo, esfuerzo y notas eran ejemplares,
nuestro ego se subió por los cielos y pensamos “ es el último examen la
tenemos que sacar del estadio y así no pensaran nada malo de nosotros”.
Pues sí, era hora del examen y empezamos la marcha final al salón, algo empezó
resultando mal: nos habían
cambiado el salón y los puestos
no dejaban copiar, ya que eran totalmente destapados, le rogamos al profesor y,
como todos unos abogados y políticos, argumentamos y lo envolvimos en por qué
deberíamos pasarnos de salón; el profesor acepto y estuvo
de acuerdo con la argumentación. Empezamos de nuevo la marcha y le dije a un
amigo: “parce, póngale clave al celular no sea tonto”, a lo que él me responde: “¿para qué?, eso a mí no me pillan”, y
empezó el examen. Todos éramos
copiando del celular y haciendo todo perfecto, cuando “escucho que es eso que
tiene ahí”, miro y era mi amigo, pensé “mierda lo pillaron” y el profesor de
inmediato le quita el celular y mi amigo se pone más blanco de lo que era, su
argumento al profesor fue “no tiene señal. Todos le empezamos a decir: “idiota,
pedirle el celular, él no te lo puede quitar”, Quintero (mi amigo) se levanta con una
valentía y le dice con voz fuerte: “Jaime, vos no me podes revisar el celular”,
a lo que el profesor le contesta: “siéntese
y haga su examen”, y viene la frase (que ha sido el temor de Quintero y con la que se le
identifica) “pues creo”. Por culpa de este hecho todo el salón fue suspendido,
pero, como todos unos amigos y afrontando el problema como caballeros de la era
medieval, nunca dejamos morir a Quintero,
y todos los halagos y las expectativas del salón perfecto, se fueron al piso
por el hecho de salirse por el camino fácil.
Hola, me gustó mucho tu historia, llevas un buen orden de las ideas y esto ayuda al lector a no perder el hilo dela historia. Te sugiero revisar un poco algunas ideas puesto a que las escribes pero no están muy bien redactadas, además hay unas cosas de puntuación y tildes que se deben corregir.
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